Tras décadas de investigaciones, especialistas tienen hoy puesta su esperanza en medicamentos eficaces de largo plazo en la lucha contra el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida), señalaron expertos durante un congreso médico en Múnich.

Con este panorama, la terapia contra el Sida podría consistir en el futuro en algo tan sencillo como una inyección cada tres meses u otros medicamentos que necesiten aplicarse una vez con un largo periodo de tiempo, mejorando así la calidad de vida de los pacientes.

Las inyecciones de largo plazo podrían suponer un salto cualitativo en el tratamiento contra VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana), haciendo más fácil y más económico el tratamiento, señaló el investigador Hans Jäger en la XV Jornada de la lucha contra el Sida y la hepatitis.

Durante el encuentro, celebrado en la ciudad de Múnich, en el sur de Alemania y dirigido por Jäger, los expertos trataron aspectos físicos de la enfermedad e hicieron hincapié en los efectos psicológicos para el paciente y la mejora que estos medicamentos podría traer.

Las inyecciones ya se han probado en monos y en breve se ensayarán en pacientes, destacó el experto.

“Es realista pensar que en uno a dos años las inyecciones podrán estar en el mercado”, indicó y agregó que de salir todo según lo previsto, el tratamiento bastará en una inyección cada mes o incluso cada tres meses.

Los expertos consideran que espaciar la frecuencia del tratamiento es muy importante porque hay pacientes que no pueden tomar sus medicamentos cada día. Y esa falta de constancia puede provocar complicaciones hasta el punto de provocar la muerte.

Sin embargo, con estos medicamentos los pacientes apenas tendrían limitaciones en sus vidas. “Tienen la misma esperanza de vida y pueden tomar las mismas decisiones en sus vidas personales y profesionales, como si no estuvieran infectados con el VIH”.

El experto destacó que en la actualidad la enfermedad ya no provoca la muerte si se trata adecuadamente. “El Sida se ha convertido en una enfermedad crónica, pero tratable, que ha experimentado una considerable normalización en el sector médico”, señaló.

Sin embargo, en los aspectos social y profesional siguen sintiéndose los obstáculos.

Jäger se pronunció a favor de una detección temprana de la enfermedad, que según cifras oficiales, en Alemania se infectan unas tres mil personas cada año, aunque la cifra real es probablemente mayor, consideran los expertos.

Y es que los infectados necesitan de un promedio de tres contactos médicos para ser diagnosticados de la infección, es por ello que los expertos consideran que en el mundo desarrollado y en Alemania la prioridad debería ser lograr pruebas más frecuentes de la enfermedad.

“Y es que se calcula que hay miles de personas que no saben que están infectados”, destacó Jäger.

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