[sws_blockquote_endquote align=”” cite=”” quotestyle=”style01″] Decidí ignorar la realidad por un breve momento. [/sws_blockquote_endquote]

Llevábamos dos días planeando asistir al Autocinema Coyote, para ver proyectada The Wall, y no habíamos podido conseguir boletos. Éstos no son difíciles de adquirir, es cuestión de meterse al portal de internet y comprarlos. Pero por alguna razón ninguna de nuestras tarjetas estaba funcionando, por lo que nos tuvimos que esperar al mero día para ir al lugar a comprar boletos. Normalmente si se quieren conseguir boletos para una función se tiene que hacer con unos días de anticipación, ya que se agotan rápidamente. Pero el destino estaba de nuestro lado. Al menos, eso pensábamos.

El plan incluía a cinco personas, y cada boleto es bueno para un coche. Teníamos la idea de llevar mi camioneta (una Windstar 98) estacionarla en reversa, abrir la cajuela y disfrutar de la película. Estábamos seguros que esa era buena idea. ¿Lo fue? No. ¿Por qué? Ahí les va.

No tuvimos ningún problema en conseguir el boleto. Mientras lo comprábamos  Kike preguntó: “¿Creen que siga lloviendo para las 9? Porque si creen que sí, podríamos comprar dos boletos”. Yo respondí que no creía que fuera a seguir lloviendo. Al final sólo compramos un boleto y el plan de la camioneta seguía en pie. ¡Si tan sólo le hiciera caso a Kike más seguido!

Regresamos a casa de mi amigo como a las 7:30 y ahí esperamos a que los demás integrantes del plan llegaran. Las puertas del lugar abrían a las 8:00 y la proyección era a las 9:00. Después de una hora de platicar y jugar con su hermana pequeña (se había ganado un juguete en la feria de su escuela y todos estábamos jugando con él), pasaron por nosotros para ir a recoger mi camioneta.

No había parado de llover ni un segundo pero ya no había nada que hacer. No podíamos ir en dos coches y esperar a que hubieran boletos. Lo más probable es que no los hubiera y uno de los coches no hubiese podido pasar. Yo seguía convencido de que el plan funcionaría a la perfección.  “Aunque esté lloviendo- pensaba yo- la misma puerta de la cajuela nos cubrirá del agua”. No se me había ocurrido el factor temperatura.

Llegamos al Autocinema , nos pidieron nuestro boleto y nos entregaron la bocina.

No podía con la emoción. Jamás había estado en un autocinema y, además, soy bien fans de Pink Floyd.

Estacioné la camioneta en reversa y me bajé a abrir la cajuela. Desde ese momento creo que todos empezamos a dudar del plan. Saqué la llanta de refacción de la cajuela y me di cuenta que no íbamos a caber todos.

Decidí ignorar la realidad por un breve momento. Fui con Kike y Odette al Café Coyote, dejando a mi hermana y a Vicky en la camioneta. Cada quien se compró algo para cenar y regresamos corriendo a la camioneta. Sí, seguía lloviendo.

Faltaban como 10 minutos para que empezara la función y nadie se había podido acomodar, algunos ya estábamos medio mojados y todos sentíamos frío. Pero decidimos ignorar el mal clima y el dolor en la espalda y/o cuello, y disfrutar la película.

¡Por fin comenzó! Y ya medio que estábamos acomodados, aunque unas cobijitas no hubieran estado de más. Cada quien estaba sentado en otro lugar. Habíamos acostado todos los asientos, entonces todos estaban metidos en la camioneta y podían ver bien. Yo estaba sentado en la cajuela.

Como 30 minutos entrada la película se nos hizo buena idea cerrar la cajuela para calentarnos un poquito. Rápidamente el vidrio se empaño y, si de por si no se veía bien a través de éste, mucho menos todo empañado. Tuvimos que abrir la cajuela de nuevo y contrarrestar el frío con entretenimiento y nuestras mentes.

Todos estábamos ya bien metidos en la película. Iba en la parte cuando Pink tiene un ataque de ira y empieza a destruir todo su departamento. En el momento que terminó esa escena, cortaron la película y empezó el intermedio de 15 minutos. Aprovechamos para estirar las piernas (como sugiere el video que ponen cuando comienza el intermedio), aunque esta vez no fuimos a la dulcería (como también sugiere el video). También cerramos la cajuela por esos 15 minutos. Seguía lloviendo y no iba a parar.

Tal vez en una noche calurosa 15 minutos no sean mucho tiempo, pero en la situación en la que estábamos, no pasan lo suficientemente rápido. Para señalar cuánto falta para que se reanude la película, la pantalla se empieza a llenar de palomitas, cuando éstas llegan al tope, es hora de sentarse y volver a poner atención a la pantalla.

No sabíamos si abrir la cajuela de nuevo o no. Decidimos que sería mejor no hacerlo y, aunque no se viera del todo bien, echarnos el resto de la película de esa manera.

Las primeras imágenes se empezaron a mostrar en la pantalla y mi hermana preguntó: “¿Qué es eso?”, alguien le respondió que era el cuerpo de Pink en agua. Preguntó de nuevo: “¿Está flotando o se está hundiendo?”, después de que todos dimos nuestra opinión, abrimos la cajuela.

Así vimos el resto de la película, todos estábamos contentos pero sabíamos que el haber llevado la camioneta había sido muy mala idea.

El momento más emotivo de la película (para mí, claro), es después de “El juicio” (video que se puede ver arriba), cuando todos empiezan a gritar “Tear down the wall!” (¡Derriben el muro!). En ese preciso momento la lluvia se soltó, y ahora si que llovía de verdad. Lo bueno es que por el frío ya todos estábamos refugiados más adentro de la camioneta y nadie se encontraba en la cajuela. Aunque ésta seguía abierta para poder ver.

La película había terminado y lo único que faltaba era irnos de vuelta a nuestras casas. Acomodamos todos los asientos y me senté listo para manejar. Tomé el pequeño control que desactiva una alarma que le pusieron a mi camioneta hace como 10 años. Si no se desactiva esa alarma, el coche no da marcha. Normalmente me tardo entre unos 10 a 15 segundos en hacerlo. Pero esta vez no estaba funcionando. Ya habían salido absolutamente todos los coches y nosotros no podíamos ni prender el nuestro. Uno de los encargados se acercó a nosotros, pensábamos que nos iba a pedir que nos retiráramos, pero lo único que hizo fue pedirnos la bocina de regreso. Se la di y seguí intentado desactivar la alarma. Ya todos habíamos intentado picar el botón para lograrlo. Pero nada funcionaba. Eventualmente se acercaron a nosotros para pedir que nos fuéramos. Le contestamos que nosotros deseábamos lo mismo pero que nos era imposible. Unos minutos después y al haber abierto y cerrado la puerta (recomendación del joven que nos ayudó), pudimos desactivar la alarma, arranqué la camioneta y nos fuimos.

 

Conclusiones:

Autocinema Coyote: Excelente lugar para pasar un jueves por la noche en compañía (recomendación mía) de una persona más, en un coche estacionado hacia adelante y, en estas épocas, con calefacción.

Café Coyote: Muy buena dulcería y cafetería. Tienen desde paletas de caramelo hasta hamburguesas muy sabrosas. Para ser dulcería de cine los precios no son muy elevados.

La película: Música espectacular. Excelente fuente para ver los problemas sociales a los que se enfrentaba el mundo en los años ochenta. Si no la han visto ¡háganlo!

Mis amigos: Muy buena compañía y les estoy agradecido por no quejarse tanto de mi mala idea de llevar la camioneta.

Mi camioneta: ¡Todavía rifa!

Las lluvias: Ya llegaron.

Dirección del Aitocinema Coyote: #1525 Carretera Federal México – Toluca. La entrada es sobre la carretera México – Toluca junto al Centro Comercial Lilas. Si tienen alguna duda sobre la cartelera se pueden meter a www.autocinemacoyote.com