En la película del 2007 Lars and the real girl, Ryan Gosling hace el papel de un tipo tímido y retraído que compra una RealDoll, una muñeca que reproduce con precisión anatómica a una mujer “orgánica”. Pero la historia del romance entre Lars y su chica de silicón palidece frente a la realidad cotidiana de Davecat (pseudónimo), quien vive con su esposa Sidore y su amante, Elena Vostrikova. Ambas son lo que Davecat denomina “mujeres artificiales”, pues el término “muñeca” reduciría a sus compañeras de vida al orden de los meros objetos.

Davecat es, según sus palabras, un activista del amor sintético y los derechos de los humanos sintéticos. “Siempre me he sentido atraído a mujeres artificiales como maniquís, y especialmente Gynoids, que son robots hechos a semejanza de hembras humanas.”

Es fascinante el modo en que Davecat ha construido la narrativa de su relación: según su historia, Elena Vostrikova los vio a él y a Sidore (Shi-chan, para los amigos) en el documental de la BBC Guys and Dolls, y se mudó desde Rusia para vivir con ellos en Michigan.

Estar con sus compañeras sintéticas, según Davecat, “es la diferencia entre estar solo y ser solitario.” Davecat habla en el documental y en las entrevistas sobre sus RealDolls como si se trataran efectivamente de relaciones reales. Pero si lo pensamos por un momento, tal vez nuestras relaciones se comporten de un modo “ficcional”, sin que la ficción necesariamente sea mentira. Por ejemplo, la reverencia a los objetos de la liturgia católica, las reliquias sagradas y todo el instrumental forman una prostética simbólica que corporiza la creencia; los católicos creen que dios desciende sobre la ostia, hecha de trigo. ¿Son este tipo de relaciones con los objetos menos sagradas que las que un futbolista tiene con sus tenis, un samurái con su katana o Davecat con Shi-chan?

davecat

“Nunca hubo un momento en que Shi-chan –o ninguna otra Doll, para el caso– fuera meramente un objeto para mí”, afirma Davecat. Los iDollators, como Davecat, son parte de una subcultura que, como cualquier tribu urbana, tiene diferentes matices. También definidos por sí mismos como “tecnosexuales”, se trata sobre todo de hombres que prefieren que sus “parejas orgánicas se vistan como robots; otros son atraídos por robots que no necesariamente tienen apariencia humanoide, como R2-D2.”

Para un tecnosexual como Davecat, la esencia humana o aquello que vuelve humano a alguien no recae en la biología, sino en la construcción de una relación por otros medios, como la narrativa de ficción. Pero la ficción, en este nivel, rebasa lo simplemente literario para materializarse en una historia personal de realidad extendida: tanto Sidore como Elena tienen sus propias cuentas de Twitter y Tumblr, además de historias, gustos personales y, claro, preferencias sexuales. En la narrativa de Davecat, por ejemplo, Shi-chan y Lenka son novias, y comparten una relación poliamorosa sana y fructífera.

sideoreelena

Las complejidades no hacen sino aumentar: para Davecat, las Dolls son muñecas y no espera que se comporten como humanos. Es decir, no confunde a las muñecas con mujeres “reales”, sino lo que adora de ellas es que sean precisamente muñecas, y tal vez que a causa de ello “no tengan ninguna de las cualidades desagradables que tienen los humanos orgánicos de carne y hueso. Un sintético nunca te dirá mentiras, nunca te engañará, criticará o será de ningún modo desagradable.”

Tal vez lo más interesante de esta historia no es que Davecat atribuya cualidades humanas a sus muñecas (en realidad no lo hace), sino que él mismo forme parte de una historia que le da sentido a su soledad y le permite desarrollarla de manera creativa. Después de todo, nuestras comunicaciones con “humanos” son artificiales, y el encuentro cara a cara con otro ser humano no garantiza la felicidad. Algunos lectores tienen relaciones de tipo fetichista con sus libros, y los objetos cuentan también sus propias historias a través de nosotros. ¿Es que la tecnosexualidad es el siguiente estrato de la comunicación sexual humana (si la categoría “humana” aún tiene algún sentido) o es que se trata de una variación más de las formas en que podemos expresar nuestra sexualidad?

Fuente: Avant Sex