A escasos metros del cuadro, un puñado de pétalos de rosa, un par de calcetines, unos calzoncillos, una camiseta, un pantalón y un par de zapatos. Se llama Adrián Pino, tiene 24 años y su gesto causó un gran revuelo en las redes sociales y los medios de comunicación en los últimos días.

Completamente desnudo, este joven barcelonés y licenciado en audiovisuales, mostraba su admiración por la obra ‘El nacimiento de Venus’, del pintor italiano Sandro Botticelli y expuesta en el Museo de Uffizi (Florencia, Italia), ante la sorprendida mirada de otros turistas. «Lo hice por un acto de libertad y como una expresión artística, lo que pasa es que se ha interpretado como un acto obsceno. Y ojo, eso también es respetable. El arte es eso, que la gente interprete lo que quiera», explica.

Lo que podría haber pasado por una anécdota se convirtió en un fenómeno viral debido al objetivo de la guía turística Susanna Mantovani, que subió a Facebook las imágenes de la ‘performance’ de Adrián Pino. «Veo lógico que la imagen de un chico desnudo comenzara a viralizarse. Pero realmente es algo muy normal, un cuerpo desnudo es lo más normal del mundo», dice Pino, que opta por restarle importancia a los comentarios sobre tu acto: «Mi voluntad era hacer una expresión artística, de libertad y de amor hacia ese cuadro».

Lo bello y lo siniestro

La elección de la obra de Botticelli no fue una casualidad. ‘El nacimiento de Venus’ representa, de acuerdo a la leyenda, el momento posterior a que Saturno cortara los genitales del dios Urano y de que éstos cayeran al mar. De ahí nació Venus. Y de ahí provienen los principios artísticos que motivaron a Pino a realizar su acto. «Ese cuadro, desde pequeño, me ha gustado mucho y para mí tiene un valor estético y artístico muy profundo. Explica como una cosa muy bella nace de algo horroroso».

El joven asegura que era la primera vez que hacía algo así y que estaba mentalizado para ello, «pero no había ensayado ni nada». «Sabía que iba a ir a ver ese cuadro y, como tiene un valor especial para mí, quería hacerlo, pero no lo tenía ‘ultraplanificado’».

Durante su ‘performance’ del pasado 22 de marzo, los vigilantes del Museo Uffizi llamaron a los Carabineros, que cubrieron con su ropa al español y lo llevaron a comisaría para tomarle declaración. «Puedo afirmar que la policía italiana es la más cachonda de las policías nacionales del planeta. Hemos hablado del ‘Quatrocento’, del cine italiano y de Sofía Loren», explicaba Pino en su blog.

El artista explica en su página web que el objetivo de sus acciones «es siempre denunciar y subvertir los esquemas rígidos e inamovibles de la realidad para que afloren las verdaderas pasiones». Para él, la realidad es un muro blanco, rígido y frío contra el que lucha para derruirlo: «Que así fluya el rojo salvaje del deseo y la libertad. Eso es la ‘provocaacción’ artística».

Sin cariz político

Algunos han visto en la acción del joven un símil con algunas teorías encaminadas a desacralizar el arte, sacarlo de museos a espacios públicos para que el espectador sienta curiosidad e interactúe. También se podría pensar en un cariz político, pero el artista sale al paso: «no he hecho la ‘performance’ con ningún objetivo político, aunque entiendo que luego se pueda hacer una interpretación política, social y cultural. El arte tiene un compromiso con la necesidad de transformar la realidad y de criticar cosas que nos hacen ser peor personas. Tiene que conmover, no ser un arte frío y de ‘postureo’», comenta.

Él mismo califica su acción como una ‘micro-performance insurrecta’, pero no tiene intención de repetir la experiencia por el momento. Y si algo tiene claro es que su gesto no fue para pervertir ni crear polémica. «Lo que he hecho es un homenaje a ese cuadro. El desnudo no es algo obsceno, nacemos desnudos al mundo y si eso es obsceno… habrá que plantearse muchas cosas. Era una expresión de libertad de lo que había hecho y de lo que quería transmitir a la gente. [¿Y la gente lo entendió?] Bueno, si lo entendió o no… tampoco era mi objetivo principal, pero supongo que sí les llegó algo», concluye.