Caracterizado por la acumulación de líquido en los testículos, el hidrocele es una afección que puede presentarse aún desde la infancia y tiene diferentes disparadores, siendo los traumatismos en la región pélvica los más representativos hasta en el 25 o 30 por ciento de los casos.

El experto en Andrología, adscrito al Hospital de Gineco-Obstetricia del IMSS en el estado, Gabriel Sandoval Huerta, destacó que un dato característico del hidrocele es la inflamación testicular y junto a ella, la sensación de pesadez y dolor, que llegan a ser muy molestas para el paciente.

Precisó que además de los traumatismos pélvicos, el hidrocele puede ser también congénito, es decir, los bebés nacen ya con el problema y esto se debe a un defecto en una estructura llamada “túnica vaginal”, que al no cerrarse por completo, propicia una conexión con la cavidad peritoneal que facilita que fluya líquido al saco escrotal inflamándolo.

Añadió que esta variante de hidrocele afecta al dos por ciento de los recién nacidos y generalmente desaparece de manera espontánea antes de los 18 meses, aunque si esto no ocurre, se hace necesaria una intervención quirúrgica.

Por otro lado, indicó, procesos infecciosos así como tumorales, pueden también influir en el desarrollo de hidrocele, el cual, dependiendo de su origen, requiere de tratamientos para su corrección que pueden incluir la cirugía, como en la variante congénita antes descrita.

Comentó que en general el tratamiento de aboca a realizar una intervención muy sencilla para evacuar el contenido líquido acumulado y la extirpación de la túnica vaginal, y se indica en aquellos casos en que el dolor o alteración estética son importantes.

Sandoval Huerta recomendó que ante cualquier alteración en la forma y/o tamaño de los testículos, se acuda al médico de forma inmediata, para que sea él quien haga el diagnóstico y se proceda al tratamiento, evitando así que la enfermedad siga avanzando y con ella, las molestias y limitaciones que provoca.

Guadalajara, 10 Abr. (Notimex).