Según el cliché, los franceses (y las francesas) saben más que nadie sobre romance y amor. Después de todo tienen París, la ciudad del amor, ¿no es cierto? He aquí algunos aportes de la cultura francesa (y de la ciencia) al arte internacional de hacer el amor… o simplemente tener sexo.

1. El orgasmo está sobrevalorado

El sexólogo Phillipe Brenot publicó en 2012 un estudio sobre la sexualidad de las mujeres francesas. Luego de entrevistar a 3,404 mujeres heterosexuales entre 15 y 80 años (sí, 80, espera al siguiente punto para saber más) en una relación civil o casadas, viviendo con sus parejas. El 74% de ellas respondió que “no tenían problemas” para sentir deseo o placer, pero sólo 16% afirmó alcanzar el orgasmo en cada ocasión. Brenot concluyó que para las francesas, el sexo puede ser placentero por sí mismo, y el orgasmo es sólo una cereza en un pastel de por sí deseable.

2. La edad no es impedimento

Según un reporte del 2008, el 90% de las mujeres francesas mayores de 50 años son sexualmente activas, comparadas con el 60% de mujeres en EU en la misma franja de edad. Otras investigaciones han mostrado que después de los 50 las mujeres siguen disfrutando del sexo.

3. Flirtear es una actitud

La autora Elaine Sciolino ha escrito largamente sobre cómo la séduction es un elemento primordial de la cultura francesa, pero la palabra no está inscrita en el mismo marco de atracción y convencimiento sexual que tiene en otros países.

Sciolino afirma que “la seducción es conversación. Puede ser una conversación de aromas, una conversación de miradas. Puede ser una conversación verbal; puede ser una conversación entre dos diplomáticos. Es básicamente hacer contacto visual con la otra persona y hablar sobre algo o compartir algo que tengan en común. Decidir qué tienen en común y luego desarrollarlo.”

4. El arte del romance a largo plazo

En el 2001, John Gagnot y Alain Giami publicaron un estudio comparativo entre la sexualidad de los estadunidenses y los franceses. Sus descubrimientos mostraron que los franceses tienden a tener sexo con mayor frecuencia y a permanecer en relaciones monógamas de largo plazo.

Giami afirmó que “las mayores diferencias entre las mujeres estadunidenses y francesas puede resumirse en lo siguiente: las francesas son maratonistas y las estadunidenses son corredoras de velocidad.”

5. El matrimonio no es el fin de todo

En el mismo estudio, Gagnot y Giami mostraron que los franceses tienden efectivamente a permanecer en pareja más tiempo, pero menos a casarse. Según Giami, “los franceses tienden a tener más ‘cohabitación premarital’, ‘cohabitación no marital’ e incluso ‘relaciones de largo plazo sin cohabitación’. ¿Qué nos dice esto? Tal vez los franceses tienden menos a pensar en el matrimonio como en un paso natural que tomar después –o incluso antes– de mudarse juntos. El matrimonio no es la única respuesta honesta y responsable para vivir en pareja.”

6. Esperar puede ser sexy

Elaine Sciolino afirmó que la cantante y actriz francesa Arielle Dombasle le dio un consejo importante: “Nunca camines desnuda frente a tu amante.”

Para la escritora, “tiene todo que ver con vestirse y desvestirse y la secrecía y el esconderse y el revelarse”, es decir, en mantener un halo de misterio y ludismo dentro de la relación, sin por ello dejar de sentirse cómodos en ella.

7. Está bien tomar la iniciativa

Según un estudio de la sexualidad en Francia de 2008, las mujeres francesas están “volviéndose cada vez más asertivas en sus hábitos sexuales.”

“La vieja dicotomía (predadores masculinos, féminas esperando pacientemente el regreso del guerrero frente a la puerta de entrada de la caverna) está en graves problemas.” Se trata de un cambio de paradigma donde las mujeres no necesariamente tienen que mostrarse sexualmente distantes, sino que están suficientemente empoderadas y son seguras de sí mismas al grado de que hacer el primer avance no es socialmente cuestionado o reprensible.

Fuente: (Avant Sex)